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Encuentran grandes cantidades de BPA en el cuerpo de los adolescentes

Encuentran grandes cantidades de BPA en el cuerpo de los adolescentes

El bisfenol A o BPA (2,2-bis(4-hidroxifenil)propano) es una sustancia química sintética empleada desde la década de los sesenta, principalmente en la elaboración de plástico de policarbonato y resinas epoxi.

El policarbonato es ampliamente empleado en la fabricación de materiales que se encuentran en contacto con los alimentos, como es el caso de biberones, utensilios para horno y microondas, envases y botellas para guardar alimentos y bebidas;  equipos de procesamiento y tuberías de agua.

Por su parte, las resinas epoxi se usan como revestimiento de protección en las latas de alimentos y bebidas; como revestimiento de las tapas metálicas de jarras y botellas de vidrio, incluidos los envases de las preparaciones para lactantes.

• Efectos sobre el organismo

Este químico se ha relacionado con graves patologías, que van desde la obesidad hasta el cáncer, aún cuando la exposición sea a pequeñas cantidades.

Los niños y las mujeres embarazadas son particularmente susceptibles al daño por la ingesta de BPA, porque tienen grandes niveles de hormonas relacionadas con el crecimiento y el desarrollo circulando en sus organismos, por lo que el impacto de la exposición temprana a estos químicos puede evidenciarse en épocas más tardías de la vida, e incluso pueden verse afectadas las generaciones futuras al repercutir directamente en los sistemas reproductores masculino y femenino.

El problema con el BPA es su capacidad de actuar como un disruptor endocrino,  en particular, al  imitar el estrógeno, que se ha relacionado con bajos recuentos de espermatozoides e infertilidad masculina. También se ha asociado a pubertad temprana, obesidad, inhibición en la síntesis de insulina, hiperactividad y alteración del desarrollo cerebral que genera trastornos del aprendizaje. Además se ha vinculado con un posible aumento del riesgo de cáncer de mama y próstata, patologías cardíacas y diabetes mellitus tipo 2 y asma infantil.

Las investigaciones previas han demostrado que las personas corren un mayor riesgo de exposición al emplear botellas de plástico que contienen BPA en repetidas ocasiones, debido al desgaste en el tiempo y al calentamiento de los envases plásticos que lo contienen.

Si bien el BPA se elimina de la sangre a través de los riñones en cuestión de horas, los estudios recientes muestran que puede permanecer en el organismo hasta 43 horas, lo que sugiere que se acumula en el tejido adiposo.

En cuanto al estatus que le dan las autoridades químico-alimentarias, la European Chemicals Agency reclasificó el BPA el año pasado como una sustancia de “gran preocupación” debido a sus “probables efectos graves” en la salud humana. Pero un hecho preocupante es que, pese a ser clasificado como un disruptor endocrino, la European Food Safety Authority (EFSA)  sostiene que la baja exposición de los humanos a este químico no es dañina, pese a que los científicos descubrieron que el BPA puede representar riesgo para los humanos a niveles muy inferiores a los considerados seguros por las entidades reguladoras del gobierno.

• Formas de exposición al BPA

Si bien el BPA se encuentra en productos de uso cotidiano, la principal forma en que las personas están expuestas es a través de la dieta, como consecuencia de la filtración que se produce hacia los alimentos por parte de los envases que lo contienen, así como del revestimiento de epoxi de latas de acero y aluminio, que se usan para envasar casi cualquier comida enlatada o bebida existente.

En octubre del año pasado, la UE prohibió el BPA en envases que se utilizan para productos destinados a bebés y niños menores de tres años, normativa que amplía la prohibición para este compuesto hecha en el 2011 por parte de esta misma institución,  que constituye una medida parcial, pues  ignora que el BPA está presente en una enorme cantidad de productos de uso cotidiano.

• Un nuevo estudio

En un estudio realizado por la University of Exeter, sus investigadores analizaron muestras de orina procedente de 94 adolescentes, los que además completaron datos sobre su alimentación diaria.

El equipo encontró que el 86% de las muestras contenía rastros de BPA. Incluso, cuando se les dijo que evitaran el BPA en su dieta durante una semana, no hubo una disminución apreciable del químico en sus cuerpos.

Dado estos resultados, los expertos temen que sea casi imposible evitar este químico, dado el uso tan extendido de los envases de plástico para contener los alimentos, lo que según  la profesora Lorna Harries, coautora del estudio manifiesta : “La mayoría de las personas están expuestas al BPA a diario. En este estudio, nuestros estudiantes de investigación han descubierto que en la actualidad, dadas las actuales leyes de etiquetado, es difícil evitar la exposición al alterar nuestra dieta. En un mundo ideal, tendríamos una opción sobre lo que ponemos en nuestros cuerpos. En la actualidad, dado que es difícil identificar qué alimentos y envases contienen BPA, no es posible hacer esa elección“.

Los investigadores piensan que es probable que personas de todo el mundo y de todas las edades tengan una cantidad medible de BPA en su sangre, orina o algún tejido corporal, ya que varios estudios gubernamentales han detectado BPA en una fracción considerable de la población, incluido el 93% de la población de E.E.U.U., en edades que van desde los seis años o más, y el 99% de la población de Alemania de edades comprendidas entre 3 y 14 años.

• Recomendaciones para restringir el BPA

En cuanto a los productos altamente procesados ​​y la comida rápida, constituyen una fuente muy riesgosa de BPA. Si bien existen alimentos que parecen ser seguros porque no se venden en envases de plástico, aún pueden contener ingredientes que hayan estado expuestos a este químico.

Como una forma de concientizar sobre el uso generalizado del químico en el envasado de alimentos, el Daily Mail ha destacado en su campaña Turn The Tide On Plastic, lanzada en noviembre y respaldada por el jefe del programa ambiental de la ONU.

Pero dada la desconfianza pública sobre este químico, los fabricantes lo han reemplazado con otros productos químicos de la variada familia de bisfenol, que figuran con nombres como bisfenol AF, bisfenol B, bisfenol C, bisfenol E, bisfenol F y bisfenol S, que  también han demostrado una actividad disruptora hormonal.

FUENTE: Nación farma