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Cómo leer las etiquetas para que no te puedan engañar

Cómo leer las etiquetas para que no te puedan engañar

La técnica del trampantojo (trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es) abunda entre las etiquetas de los alimentos. ¿Cuantas veces hemos tenido en las manos un paquete de galletas con el reclamo de “naturales” o “recién horneadas” y luego, escudriñando la letra pequeña descubrimos que más que galletas son una mezcla de aceite de palma, jarabe de glucosa, fructosa, gasificantes y emulgentes?

La OCU ha iniciado una campaña en la que nos invita a desconfiar de lo que leemos en las etiquetas de los alimentos y nos brinda herramientas para detectar los trucos más usados por fabricantes y comerciantes. En las etiquetas hay un montón de palabras que evocan o sugieren algo que no es cierto. Imágenes y adjetivos a menudo se utilizan con la finalidad de crear confusión. ¿A quién no le tienta un “jugoso”, un “natural” o un “casero”?

En las etiquetas hay un montón de palabras que evocan o sugieren algo que no es cierto

Por el contrario, a veces la clave está en la palabra que falta. Todo en el envase finge ser algo que no que es. Por ejemplo, en un envase de lo que parece queso rallado la palabra queso no aparece. Esas palabras que faltan en la etiqueta no se omiten sin querer, sino porque, con la normativa en la mano, lo que tratan de vender no es queso, sino un preparado lácteo.

A continuación una lista de los términos confusos que nos deben hacer desconfiar.

Natural. Ese calificativo despierta en el consumidor la creencia que lo natural es mejor, pero es un término vacío que sólo puede a atribuirse al agua mineral natural envasada (la que se obtiene directamente de manantial), al yogur natural (con fermentos e ingredientes lácteos y sin aromas), a los aromas naturales (aditivos de origen vegetal o animal) y a las conservas al natural. En los demás casos, es una exageración.

Casero o artesano. Si lo leemos en un producto envasado está claro que ha seguido un proceso industrial, que en la mayoría de los casos implica utilitzar un montón de aditivos que salpican las etiquetas de “E-…”. Cuando cocinamos en casa los gelificantes, colorantes o acidulantes industriales quedan fuera de juego.

100% carne de… o el truco del porcentaje. En el envase pone bien grande 100% carne de pavo, por ejemplo, y al leer la lista de ingredientes (ya sabemos que si la tiene, no es un producto fresco ni natural), resulta que pone 85% pavo y el resto son agua, sal, especias, aditivos varios… Se trata del truco del porcentaje. Por eso es importante leer con atención la letra pequeña. Las sorpresas están garantizadas.

Elaborados. Un término frecuente en productos pesqueros que se venden frescos, y denota que normalmente lleva agua añadida y algunos aditivos que facilitan que se aclare el color, y se ablande el producto. Recurrir a esto es algo habitual sobre todo en los envases de anillas de calamar, que en algunos casos, más que calamar se trata de pota.

Extrajugoso. Cuando se trata de alimentos preparados lo que suele indicar es que nos encontramos con un producto (normalmente el calificativo lo llevan el jamón, el pavo y diversos fiambres), de una calidad inferior, con menos carne y más agua, de ahí que sea más jugoso.

Marinado. Puedes pensar que te llevas a casa una preparación muy sofisticada, pero lo que suele aportar el marinado industrial es agua añadida, que aparece en el segundo lugar de la lista de ingredientes. Si descuentas el porcentaje de carne que te indica la etiqueta de un producto “marinado”, lo que queda es agua con aditivos, además de especias y aromas para dar sabor.

Sabor a… La etiqueta de ese yogur, ese postre, ese dulce con “sabor a” lo que está diciendo es que el producto no tiene nada más que el sabor de lo prometido. Yogur sabor a fresa pero sin fresa, sólo con aromo y colorantes que evocan la fresa.

Néctar. Bonita palabra con ecos de algo selecto o exquisito, pero el néctar en realidad es un zumo diluido con agua, al que se añaden azúcar o edulcorantes y aromas para compensar. Si vas a comprar zumo asegúrate de que escoges néctar o zumo a base de concentrado.

En la página web de la OCU hay la lista completa de los productos que han denunciado por lucir etiquetas engañosas. Con el hashtag #EtiquetasTrampa aglutinan toda esta operación para ayudar a los consumidores y obligar a los fabricantes a modificar el tono de los etiquetados.

De los casos que han denunciado hay ejemplos como los primeros yogures para bebés de la marca más conocida en España. Seguro que crees que al ser para bebés es más natural y más sano con la fruta que anuncian en el envase y un montón de vitaminas, hierro y calcio además de con ácidos grasos esenciales. Pero las vitaminas de las que hablan son añadidas y no proceden de la fruta.

Otro ejemplo meridiano es el de las salchichas de pavo que fabrica otro gigante de los embutidos. La OCU advierte que no estás comprando salchichas de pavo al 100%, sino una salchicha donde el 41% es 100% pavo. El 59% restante es una mezcla de agua, almidón, proteína de soja, fibra vegetal, aromas y especias.

 

FUENTE: La Vanguardia