LOS RIESGOS
Retardantes de llama
Es un muy amplio grupo de sustancias (son centenares), la mayoría de ellas con bromo, tales como los bifenilos polibromados (PBB), deca, octa y penta difenil éter (PBDE), éteres difenilos polibromados (PBDEs) , el hexabromociclododecano (HBCD), los bisfenoles bromados, como el tetrabromobisfenol A...
Las más diversas cosas del hogar pueden estar impregnadas con retardantes de llama, al haber sido integrados en ellas para dificultar que puedan incendiarse (con unos resultados que se cuestionan, así como se llama la atención sobre que puedan incrementar la toxicidad del fuego). Su uso está en buena medida directamente relacionado con el uso de materiales sintéticos más igniscibles que otros naturales que les precedieron. Los retardantes pueden integrar del 5 al 30% del peso total de los productos que los llevan. Decenas de miles de toneladas de estas sustancias se utilizan cada año en el mundo, y acaban en buena medida en los hogares.
Así, pueden ser liberados al ambiente interior del hogar, desde plásticos, aparatos eléctricos y electrónicos, cables, muebles, tejidos, colchones, espuma de poliuretano, moquetas, alfombras,… Son detectados frecuentemente, por ejemplo, como contaminantes del polvo doméstico. Hay que tener presentes que algunos de ellos son simples aditivos de los materiales sin estar demasiado unidos químicamente a ellos.
Dentro de estas sustancias se cuentan algunas de las que más preocupan hoy en día a la comunidad científica por su toxicidad, alta persistencia y capacidad de difundirse por el medio ambiente. Contaminan la cadena alimentaria, por ejemplo el pescado. Son detectados en la mayoría de los cuerpos humanos (sangre, grasa, hígado, leche materna, fetos…), a los que pueden haber llegado a través de diferentes vías entre las que se cuenta la inhalación.
La Unión Europea ha dictado normas para eliminar o reducir la presencia de algunas de estas sustancias. También varias de ellas han sido han sido incluidas en el Convenio de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes a fin de reducir su presencia. A consecuencia de estas y otras medidas algunos retardantes de llama identificados como conflictivos están siendo sustituidos por otras sustancias pero, al margen de que muchos productos que los contengan pueden seguir presentes en los hogares y de su alta persistencia, no es infrecuente que algunas de las sustancias de sustitución acaben también siendo identificadas como problemáticas.
Una gran cantidad de investigaciones realizadas sobre animales para predecir daños en las personas ha vinculado la exposición a los PBDE con cosas como: alteración del equilibrio de las hormonas tiroideas, daños permanentes en el aprendizaje y la memoria, cambios de conducta, pérdida de audición, retraso en inicio de la pubertad, disminución del recuento de espermatozoides, malformaciones fetales y, entre otras alteraciones, posiblemente, cáncer (como el de tiroides).
Los daños son mayores y a niveles de concentración más bajos (semejantes a aquellos a los que estos compuestos se detectan en la población general humana) cuando las exposiciones se dan durante el embarazo o la infancia.
Investigaciones sobre personas han mostrado, por ejemplo, que tener unos niveles algo más altos de PBDE está asociado con dificultades de las mujeres para ser fecundadas. También se ha asociado una mayor presencia de algunos PBDEs con que las mujeres embarazadas tengan niveles más bajos de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) lo que puede tener efectos serios en el desarrollo de los niños. Otras investigaciones mostraron que tener unos niveles algo más altos de PBDE en el cordón umbilical estaba asociado con tener después un peor desarrollo mental y motor en los niños o que, entre otras cosas, tener unos niveles un poco más altos de algunos PBDEs en la leche materna, indicador de la exposición prenatal, está fuertemente asociado con que los niños tengan más riesgo de criptorquidia (una anomalía genital en la que los testículos de los niños no descienden de la cavidad abdominal, que podría deberse a efectos anti-androgénicos de estas sustancias). Recalcando que ésos resultados se daban a niveles de concentración de ésas sustancias que se detectan frecuentemente en la población general a consecuencia de las exposiciones cotidianas.
Por concluir, diferentes estudios realizados sobre animales , cultivos celulares o personas han mostrado la posible asociación de diferentes retardantes de llama con otros problemas en los riñones, el hígado (incluído el cáncer hepático), supresión de la inmunidad, etc. Algunas investigaciones sugieren que ciertas sustancias de este tipo pueden favorecer el crecimiento de células de tumores de mama, ovario o útero, e incluso sugieren posibles vínculos con otros problemas, entre los que se cuentan la obesidad y diabetes tipo 2. Es mucho lo que queda por estudiar acerca de estas sustancias y sus posibles efectos.
A todo esto cabe añadir, por ejemplo, que los efectos de algunos retardantes de llama pueden verse potenciados, tal y como ha sido demostrado, por la presencia de otros contaminantes como los PCBs, también prácticamente omnipresentes en el cuerpo humano.