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Una investigación granadina advierte que los recién nacidos están rodeados de plásticos con sustancias químicas perjudiciales
Un estudio de la UGR y los hospitales determina que el 60% de los objetos analizados contenían Bisfenol-A y los Parabenos estaban en el 80% de los ítems
Jeringas, sondas de plástico para alimentación nasogástrica y enteral; máscaras respiratorias y tubos endotraqueales; cambia-pañales y protectores para colchones. ¿De qué compuestos están hechos? ¿Cuál es la composición química? ¿Cómo afecta a los prematuros ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales?
Un equipo multidisciplinar de científicos granadinos ha alertado, en un estudio pionero, de la presencia de bisfenol-A (BPA) y parabenos (PBs) en una amplia gama de dispositivos médicos plásticos, textiles y productos de cuidado personal (incluyendo pomadas), y suplementos nutricionales que se utilizan habitualmente en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales de los hospitales y que entran en contacto directo con los recién nacidos.
Los primeros análisis, cuyos resultados se publicaron este miércoles en la revista Environmental Health Perspectives, evidencian que es necesario ajustar protocolos para ir sustituyendo determinados materiales y objetos. No obstante, los investigadores puntualizan que no quieren crear incertidumbre a las familias de los bebés prematuros en ningún caso. Hace dos años que están con esta investigación concreta y continúan el estudio con los bebés y las madres. Hacen seguimiento de los bebés. |
La investigación la está desarrollando un grupo multidisciplinar de investigadores clínicos, pertenecientes a los Hospitales Universitarios Virgen de las Nieves (cuya UCIN y población de recién nacidos fueron analizados) y Clínico San Cecilio de Granada, e investigadores de la Universidad de Granada (UGR), del Centro de Investigación Biomédica (CIBM) y del Instituto de Investigación Biosanitaria ibs.Granada. Ha sido financiada por el Instituto de Salud Carlos III y la Unión Europea.
Los investigadores han analizado más de 50 ítems que entran en contacto con bebés recién nacidos de muy bajo peso en el día a día de su estancia hospitalaria, y advierten de que los pequeños están expuestos de forma inadvertida a bisfenol-A y parabenos, a través de múltiples vías de exposición, tanto dérmica, digestiva, respiratoria, como intravenosa o parenteral. La exposición a estos compuestos disruptores endocrinos se ha relacionado con disfunciones que conducen a diferentes enfermedades, tanto en el niño como en los adultos, según reseña la UGR en una nota de prensa. |
Entre los ítems analizados se incluyen jeringas y tubos de plástico para la administración intravenosa de líquidos o para nutrición parenteral; sondas de plástico para alimentación nasogástrica y enteral; máscaras respiratorias y tubos endotraqueales y un variado espectro de circuitos de derivación cardiopulmonar, apósitos, vendajes y electrodos. También analizaron otros productos específicos para bebés, como productos de cuidado personal, algunos textiles, cambia-pañales y protectores para colchones.
Entre los primeros resultados, el trabajo científico arroja datos que determinan que el 60% de los objetos o productos seleccionados resultaron contener bisfenol-A, mientras que los parabenos estaban presentes en el 80% de los ítems. El mayor contenido de bisfenol-A se encontró en la llave de tres vías (>7.000ng/g), seguido del apósito de película transparente estampado (esparadrapo), el tubo de alimentación gastro-duodenal, los guantes estériles para uso de los profesionales, el catéter umbilical y el conjunto de extensión de perfusión intravenosa (concentraciones de BPA de entre 100 y 700ng/g).
Los investigadores observaron también unas concentraciones elevadas de parabenos, superiores a 100ng/g en varios elementos, como las gafas de protección de la fototerapia para el bebé, el apósito de película transparente estampado (esparadrapo), el catéter intravenoso, y el juego de extensión de perfusión intravenosa.
Cuando analizaron la actividad hormonal de los extractos de los materiales seleccionados, en ensayos de estrogenicidad y anti-androgenicidad, los que más actividad hormonal mostraron fueron el chupete, la llave de tres vías y el apósito de película transparente estampado.
El catedrático de Radiología y Medicina Física de la UGR y médico en el Hospital Clínico San Cecilio, Nicolás Olea, que es el autor principal de este trabajo, explica que los recién nacidos con bajo peso al nacer requieren un entorno de cuidados complejos en una UCIN, que trata de simular las condiciones uterinas hasta el correcto desarrollo de la piel inmadura y del funcionamiento de los sistemas gastrointestinal, inmune, nervioso y respiratorio. En este medio hospitalario los recién nacidos se someten a múltiples técnicas y procedimientos que incluyen instrumentos y dispositivos médicos que entran en contacto con su cuerpo, muchos de los cuales están hechos del plástico policarbonato, de resinas epoxi o de PVC, en los que sustancias como el bisfenol-A forma parte de su estructura o ha sido añadido para mejorar las características del producto.
«Los parabenos se incluyen como componentes de algunos plásticos como conservantes y antimicrobianos. Se utilizan también en cosméticos, así como en otros artículos de consumo. Tanto bisfenol-A como parabenos puede desprenderse durante el empleo de estos materiales, ya sea por desgaste del polímero plástico o por el sometimiento a condiciones de pH y temperatura favorables para su liberación», subraya el catedrático de la UGR. |
Hasta la fecha, sólo dos estudios habían abordado la exposición de neonatos en UCIN a estos compuestos químicos, y en ambos se mostró un aumento en las concentraciones de bisfenol-A en la orina de los niños, relacionada con una mayor frecuencia e intensidad en la utilización de estos dispositivos médicos; alcanzándose valores de hasta 30 veces superiores respecto a los encontrados en la población general.
Asimismo, se han descrito niveles más altos de parabenos en los recién nacidos hospitalizados en relación con un mayor uso de medicamentos, aunque no se han identificado cuales eran otras posibles fuentes de exposición como ha ocurrido en el artículo que ahora se publica.
Foto: Canva
El grupo de investigación está realizando un seguimiento de bebés prematuros (más de sesenta aunque esperan que se incremente la cifra) para ver cuál es su desarrollo. El proyecto continúa también con madres, que también son objeto de estudio (han donado leche para su análisis más de ochenta). Es un trabajo muy ambicioso. El catedrático Nicolás Olea expresa que ahora toca que «la autoridad competente se haga eco del asunto; empiece una regulación más estricta y, además, los productores busquen componentes que no liberen estos residuos que pueden ser tóxicos para el recién nacido». Los autores de esta investigación están desarrollando en la actualidad nuevos protocolos de trabajo y nuevos procedimientos que pretenden disminuir la exposición de los niños a estos y otros factores medioambientales en los que se desenvuelven las primeras semanas de vida durante la estancia en el hospital, que pudieran interferir con su normal desarrollo.
«Lo que se pretende es desarrollar protocolos de actuación que disminuyan esa exposición y que permitan que el medioambiente sea mucho más limpio», defiende el profesor Nicolás Oléa. |
Nicolás Olea y su grupo trabajan en el análisis del bisfenol-A en determinados objetos desde hace años así como su impacto. Hay que recordar que la Unión Europea prohibió, hace más de ocho años, los biberones de plástico que llevaran el componente bisfenol-A por sus posibles efectos perjudiciales para la salud de los niños.
El profesor Olea, además, hace unos meses, cuando presentó otra investigación, alertó que los niños granadinos orinan plástico. Sus trabajos tienen siempre incidencia, por eso, ahora, trabajan para cambiar esos protocolos en las UCIs.
En mayo dio a conocer, junto a su grupo, un trabajo en el que concluyeron que nueve de cada diez calcetines para bebés contienen restos de bisfenol-A y parabenos.
Hace escasas semanas, Nicolás Olea ha publicado el libro ‘Libérate de tóxicos. Guía para evitar los disruptores endocrinos’ (RBA libros) en el que expone diferentes casos –con ejemplos de personas mayores- y al final hay una guía práctica para «reducir tu exposición…» (la exposición de cualquier persona).
Fuente: Ideal