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La Comisión Europea prohíbe el clorpirifós, el pesticida más usado en España
El plaguicida agricola, usado en el mundo desde 1965, se retirará este próximo enero después de que la Comisión Europea no ampliase su licencia
Foto: Freepik
El Clorpirifós no reunía los criterios de seguridad sanitaria para que su licencia de uso fuera renovada por la Unión Europea en enero de 2020.
La Comisión Europea ha prohibido este viernes el uso del pesticida clorpirifós y su primo hermano el metil clorpirifós por su peligrosidad para la salud humana.
El clorpirifós es actualmente el agroquímico más utilizado en la agricultura de España. Se viene usando en el mundo desde 1965, cuando lo patentó la multinacional estadounidense Dow Chemical. Ha tenido que pasar más de medio siglo para que este pesticida nocivo se retire totalmente del mercado de la Unión Europea.
Los miembros del Comité de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos (ScoPAFF) de la Comisión Europea han votado por mayoría cualificada no ampliar la licencia de ambos plaguicidas más allá del 31 de enero de 2020, fecha en la que expira su permiso de uso y que estaba pendiente de renovación.
La mayoría de los numerosos científicos consultados y varias investigaciones remitidas en los dos últimos años a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) sostienen que el clorpirifós influye negativamente en la evolución del cerebro y del sistema nervioso, originando en casos ya estudiados autismo, trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad, obesidad o la pérdida de puntos en el cociente intelectual de los afectados. El clorpirifós también permanece de forma persistente en medios acuáticos, por lo que es también pernicioso para el medio ambiente.
En un mensaje enviado a ‘Le Monde’, medio socio de El Confidencial en la investigación sobre el clorpirifós, la Comisión señaló en la mañana de este viernes que se establece una moratoria de tres meses tras el fin de la autorización para que a partir de junio de 2020 no se puedan comercializar en la UE productos que contengan clorpirifós y metil clorpirifós.
Ilustración: Irene de Pablo Molinero.
La EFSA publicó en agosto un doble comunicado donde concluía que los plaguicidas clorpirifós y metil clorpirifós no cumplen “con los criterios aplicables para proteger la salud humana establecidos en la legislación de la Unión Europea” y recomendaba que no se renovara su autorización. Su uso ya estaba prohibido en ocho Estados miembros de la UE, Alemania, Irlanda, Finlandia o Suecia entre ellos. En Francia solo está permitida su utilización en las espinacas. En España, el clorpirifós es el pesticida más usado, muy especialmente en el cultivo de cítricos, aunque se aplica al crecimiento de más de 100 tipos de verduras y frutas.
Según publicó El Confidencial a comienzos de esta semana, la industria agroquímica ha estado haciendo una fuerte labor de ‘lobby’ en los últimos meses para que la Comisión no prohibiera el clorpirifós. La presión estuvo liderada por Corteva Agrisciences, una multinacional creada de la fusión entre Dow, inventora del pesticida, y DuPont en junio pasado. “La legislación no debe redactarse por las presiones de los activistas, sino que el sistema regulatorio debe basarse en evidencias sólidas”, escribían representantes de Corteva a la Comisión, según revela un informe interno comunitario.
Vicent Yusà, jefe de Laboratorios de Salud Pública de la Generalitat Valenciana ya evidenció que el 90% de los niños analizados en sus estudios expulsan restos de clorpirfós a través de su orina. Entrevistado Yusà para la investigación periodística hace unos meses, dijo: “Muy probablemente, la UE prohibirá el clorpirifós en enero de 2020 porque, comparado con otros insecticidas, es más peligroso para la salud humana y tiene mayor impacto negativo en el medio ambiente que otros. Es muy potente porque no solo elimina las plagas agrícolas sino también otros animales y afecta al medio ambiente. No debemos jugar más a la ruleta rusa con el clorpirifós”.
España y la UE han jugado a la ruleta rusa con la salud de los ciudadanos y los acuíferos durante decenas de años.
Ilustración: Pablo López Learte.
Fuente: El Confidencial