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Algunos químicos ambientales en el embarazo aumentan la tensión arterial en la niñez
Investigadores barceloneses han descubierto que estar expuesto durante el embarazo y la niñez a factores ambientales como algunos químicos –plastificante bisfenol-A, cobre y anteadherente PFOA– y el humo del tabaco están asociados a una mayor tensión arterial en la niñez.
Algunos químicos ambientales en el embarazo aumentan la tensión arterial en la niñez
El estudio, publicado en ‘Journal of the American College of Cardiology’ y liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) –centro impulsado por La Caixa–, ha analizado más de 200 exposiciones ambientales que se producen durante el embarazo y la infancia en 1.277 niños de seis países europeos y sus madres.
La investigadora del ISGlobal y primera autora del estudio, Charline Warembourg, ha afirmado: “Nuestros resultados muestran que, ya desde la fase fetal, el lugar en el que vivimos, aquello que comemos y respiramos y los compuestos químicos que llegan hasta nuestro organismo pueden afectar a la presión sanguínea antes de alcanzar la adolescencia”.
“Esto es importante porque existen evidencias que apuntan que las personas con una tensión arterial elevada durante la infancia son más propensas a sufrir hipertensión en la edad adulta”, ha añadido la científica en un comunicado del ISGlobal.
El análisis estadístico observó una mayor tensión arterial en niños cuyas madres estuvieron expuestas durante el embarazo al humo del tabaco y al plastificante bisfenol-A, así como en los casos en que las madres declararon consumir poco o mucho pescado durante la gestación (menos de dos veces por semana o más de cuatro).
En la misma línea, los niños que presentaron mayores niveles de cobre y de ácido perfluorooctanoico (PFOA, un compuesto usado por su propiedad antiadherente en ollas, sartenes y ropa, por ejemplo) en sangre tenían una tensión arterial más elevada.
“Algunas de las asociaciones halladas en población infantil en este estudio ya habían sido observadas en adultos en investigaciones anteriores, como la del humo de tabaco o la del bisfenol-A”, ha explicado Warembourg.
Ha visto más difícil de interpretar asociaciones como la del pescado: “Sabemos que el pescado contiene ácidos grasos esenciales que son necesarios y beneficiosos, pero también que es una fuente de compuestos químicos, lo que quizá contribuya a explicar que ajustar su ingesta a dosis moderadas sea la práctica con mejores resultados para la tensión arterial”.
A la vez, la investigación también ha descrito que se asocia a una menor tensión arterial la exposición de niños y niñas a una temperatura ambiental exterior más elevada o la densidad de servicios alrededor del domicilio materno durante el embarazo.
El investigador del ISGlobal Xavier Basagaña ha afirmado: “Los factores del diseño urbano, como sería el caso de la cantidad de tiendas, restaurantes, parques o paradas de transporte público determinan la manera en que las personas usan la ciudad y se mueven por ella y son importantes para la salud porque promueven la actividad física y el contacto social”.
La investigación se enmarca en el proyecto HELIX, que aglutina datos de cohortes de seis países europeos (España, Francia, Grecia, Lituania, Noruega y Reino Unido), y se evaluaron exposiciones durante el embarazo y en niños con entre seis y 11 años, franja en la que también participaron en un examen clínico que incluyó la recolección de muestras de sangre y de orina y la medida de la tensión arterial.
En total, el equipo científico evaluó 89 exposiciones prenatales y 128 postnatales, divididas todas ellas en tres grupos: exposiciones al aire libre (contaminación atmosférica, condiciones meteorológicas y espacios verdes, entre otros), exposiciones químicas (como pesticidas, metales y plastificantes) y factores relacionados con el estilo de vida (dieta, actividad física y patrones de sueño).
Fuente: República