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El peligro de las cremas hidratantes para la leche materna
Un estudio detecta bisfenoles (plásticos) en mujeres lactantes y lo asocia al uso de cosméticos. El análisis se ha realizado en Valencia con muestras de leche procedentes de 120 madres que daban pecho
Si eres una mujer con hijos lactantes no deberías abusar de las cremas hidratantes ni de los productos revitalizantes que se aplican en la piel. El reciente estudio publicado en la prestigiosa revista científica Science of the Total Environment ha detectado la presencia en la leche materna de tres tipos de bisfenoles (BPA), compuestos orgánicos que se hallan en los plásticos y sus derivados.
Tres de los investigadores que han llevado a cabo el estudio de Fisabio y el IIS La Fe. E.V.
Los investigadores de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica en la Comunidad Valenciana (Fisabio) y el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe (IIS La Fe) han detectado el Bisfenol A, F y S en la leche de mujeres lactantes y algunas de las causas de la presencia de estos productos dañinos para el organismo humano, especialmente, el de los fetos, bebés y niños pequeños.
Un hallazgo que concluye con una recomendación: «Hacer un uso muy intensivo de cremas (varias veces cada día durante semanas) tiene unos niveles de bisfenol A en leche mayores que el resto de mujeres». Una advertencia que, según los científicos, no es alarmante porque el uso no intensivo (incluso diario, pero no varias veces al día) «no está asociado a unos niveles mayores de esta sustancia».
El mensaje sanitario es claro: la leche materna «es nutricionalmente muy positiva para los bebés, y los resultados de nuestro estudio actual indican que también es recomendable desde el punto de vista de la seguridad alimentaria», según uno de los coautores del estudio y director científico del IIS La Fe, Máximo Vento, quien indicó que a la luz de los resultados «una forma de minimizar la exposición al Bisfenol A sería que las mujeres lactantes procurasen restringir la aplicación de cremas y productos de cuidado personal».
El análisis de 120 muestras de leche procedentes de madres lactantes -mediante cromatografía líquida seguida de espectrometría de masas- también ha explorado qué variables sociodemográficas y de estilo de vida de las mujeres que dan pecho están asociadas a la variación existente en las cantidades de Bisfenol A encontradas en las diferentes muestras de leche. Los datos mostraron que la leche de las mujeres que viven en zonas rurales tiene niveles menores de estas sustancias tóxicas que la de aquellas que viven en zonas urbanas.
«El objetivo del estudio ha sido, por un lado, determinar qué cantidad de estas sustancias está presente en la leche materna y, por otro lado, evaluar el nivel de riesgo para la población más vulnerable, es decir, los bebés lactantes», afirmó el jefe del Área de Seguridad Alimentaria de la fundación Fisabio, Vicent Yusà,
A continuación, los expertos calcularon cuánta exposición sufren los recién nacidos a las sustancias, en función de la cantidad de leche consumida y su peso corporal.
El primer hallazgo significativo del estudio fue que el Bisfenol A se detecta en el 83% de las muestras de leche. No obstante, «considerando los niveles detectados, la exposición diaria a bisfenol A que se produce en bebés es, en promedio, 100 veces inferior al marcado por la OMS», explica Yusà.
En cuanto al Bisfenol F y el Bisfenol S, posibles sustitutos del Bisfenol A en los procesos de fabricación de plásticos, el análisis revela que solo se detectan, respectivamente, en el 20% y el 1% de las muestras. Las cantidades encontradas en la leche materna de las mujeres analizadas son todavía más bajas que las del Bisfenol A.
Los resultados se obtuvieron al comparar la media geométrica de los valores de exposición con el umbral más estricto de seguridad establecido por la OMS (4 microgramos de bisfenol A por cada día y kg de peso del bebé). Solo por encima de esa cantidad podrían comenzar a producirse efectos nocivos sobre la salud, concluye la autoridad sanitaria a partir de la evidencia previa de estudios epidemiológicos en poblaciones humanas y estudios de toxicidad en animales.
Fuente: El Mundo