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El uso asiduo de algunas prendas deportivas conlleva riesgos para la salud
La advertencia viene de un grupo de científico y se refiere a las confeccionadas con tejidos que contienen metales.
Barcelona – Lunes, 11/12/2017 | Actualizado el 12/12/2017 a las 17:50 CET
Científicos de la Universitat Rovira i Virgili (URV) de Tarragona han evaluado por primera vez los riesgos para la salud derivados de vestir algunas prendas deportivas hechas con tejidos que contienen metales y que, en contacto directo con la piel, podrían ser potencialmente peligrosos si su uso es continuado.
Los investigadores de la URV han analizado la composición de casi 150 prendas adquiridas en diferentes tiendas de Tarragona y Reus (Tarragona), desde supermercados hasta establecimientos de ropa de marca.
Los investigadores han identificado algunas prendas que, en contacto directo con la piel, podrían ser potencialmente peligrosas si la persona que las lleva lo hiciera de forma continuada, como es el caso de ropa de poliéster -el tejido que se utiliza en las camisetas deportivas, por ejemplo-, en la que han detectado una presencia de antimonio que, en algunos casos, está por encima de los límites permitidos.
Metales
Los investigadores -Joaquim Rovira, Martí Nadal, Josep Lluís Domingo y Marta Schuhmacher- pertenecen al grupo de investigación TecnATox (Centro de Tecnología Ambiental Alimentaria y Toxicológica), y para llevar a cabo su tesis utilizaron la espectrometría de masas de acoplamiento inductivo, que les permitió aislar los componentes de la ropa e identificar qué metales contiene.
Posteriormente, generaron sudor artificial para comprobar si los metales que hay en los tejidos se desprenden de la ropa en contacto con el sudor y si se impregnan en la piel en un proceso de migración.
También usaron procedimientos que les permitieron detectar nanopartículas de plata y titanio en los tejidos a través del microscopio electrónico, y luego evaluaron los riesgos que la presencia estos metales analizados tiene para la salud.
Según ha informado la URV, los investigadores estudiaron casi 30 metales diferentes que contenían los tejidos y sus efectos cuando interactúan con la piel.
Aunque los riesgos derivados de la exposición dérmica a algunos metales tóxicos tradicionalmente siempre se han considerado residuales, este trabajo pone de manifiesto, según los científicos, que en algunas piezas de poliamida negra se encuentran niveles elevados de cromo y otras piezas de color verde, azul o marrón incluyen altos niveles de cobre.
También detectaron la presencia de nanopartículas de plata y de titanio en varias prendas de ropa, de las que aún se desconocen los efectos tóxicos.
Afectaciones dérmicas
De todos los resultados, lo que ha puesto en alerta a los investigadores ha sido el derivado de la presencia de antimonio en algunas prendas de poliéster.
Según los investigadores, este metal se utiliza como catalizador para fabricar fibras de poliéster y es habitual que deje residuos en el proceso de fabricación de la ropa.
Los efectos del antimonio en contacto con la piel se traducen en algunas afectaciones dérmicas, así como problemas en el tracto gastrointestinal y en el aparato reproductor.
De hecho, la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) ha clasificado el trióxido de antimonio como un metal posiblemente cancerígeno para las personas.
El trabajo de los científicos de la URV pone de manifiesto que actualmente las personas están expuestas, a través de la piel, a un «cóctel de aditivos procedente de la industria textil» de algunos de cuyos compuestos se desconocen los efectos, aunque en el caso del antimonio supondrían un riesgo para la salud en caso de vestirse ininterrumpidamente.
A partir de esta investigación, las próximas líneas de estudio se centrarán en investigar otras sustancias presentes en la ropa que está en contacto con la piel, como los retardantes de llama y los compuestos perfluorados.
Los investigadores también quieren valorar qué efectos tienen estas sustancias en la microflora de la piel, ya que si se empobrece puede acabar provocando alergias e infecciones de otros microorganismos foráneos o parasitarios.
FUENTE: El Periódico