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Mi sartén es peligrosa, y otros contaminantes domésticos que deberíamos vigilar

Mi sartén es peligrosa, y otros contaminantes domésticos que deberíamos vigilar

Algunos de los productos o artículos más comunes en los hogares contienen y liberan sustancias perjudiciales para la salud.

Vivimos rodeados de enemigos invisibles. Productos o artículos de lo más comunes en cualquier hogar pueden contener y liberar sustancias perjudiciales para nuestra salud. Las paellas o sartenes antiadherentes, los plásticos, la pasta de dientes, los productos cosméticos, las cortinas o las alfombras son sólo algunos de los productos que engrosan la larga lista de elementos con sustancias contaminantes. No se libra ni el sofá.

Un grupo de científicos del Centro Nacional de Sanidad Ambiental (CNSA) del Instituto de Salud Carlos III ha creado el primer mapa de exposición a sustancias perfluoradas de la población española, cuyos resultados aparecen en un artículo publicado en la revista científica Science of The Total Environment (edición on line de junio de 2017, edición impresa de diciembre de 2017).

Mapa de concentraciones de perfluorados (Science of The Total Environment)

Los perfluorados son un grupo de compuestos químicos artificiales empleados en productos repelentes al agua y al aceite, o resistentes a las manchas. Los encontramos en los utensilios de concina antiadherentes, la ropa o el interior de las bolsas de palomitas.

Algunos de estos compuestos perfluorados son sospechosos de representar un riesgo para la salud humana e incluso pueden ser cancerígenos. Los investigadores del Instituto de Salud Carlos III han concluido que los españoles en su conjunto están expuestos a estas sustancias en niveles semejantes a otras poblaciones europeas.

Los fenoles son otro importante contaminante invisible presente en todo hogar. El fenol más conocido es el bisfenol A, muy utilizado en envases de alimentos, latas, pegamentos, barnices o en los tiques de la compra. También son fenoles el triclosán de la pasta de dientes, la benzofenona de las cremas solares o los parabenos de los cosméticos.

“Los fenoles son disruptores endocrinos, unos compuestos químicos que interfieren con la producción de hormonas y el metabolismo humano, causando problemas de infertilidad, afectaciones en los recién nacidos, varios tipos de cáncer y otros trastornos del metabolismo”, explica Maribel Casas, investigadora del Institut de la Salut Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación Bancaria ‘la Caixa’.

También es muy extendida la presencia de ftalatos. “Se usan para ablandar plásticos y fijar fragancias en colonias y ambientadores”, señala Casas. Los encontramos en juguetes, cables, envases de plástico para alimentos, tintas de impresión, ropa y tejidos, productos de limpieza, lacas y un largo etcétera. “Aunque hay menos evidencias científicas sobre los ftalatos, se sabe que también son disruptores endocrinos”, afirma la investigadora de ISGlobal.

Retardantes, otro riesgo cercano

Otro gran grupo de contaminantes a tener en cuenta son los retardantes de llama o bromados. Aparatos eléctricos y electrónicos, muebles, sofás, cortinas, colchones, moquetas o alfombras forman parte de la larga lista de objetos cotidianos que son impregnados con bromados para dificultar que puedan arder. Dentro de estas sustancias se encuentran algunas de las que más preocupan hoy en día a la comunidad científica por su toxicidad, alta persistencia y capacidad de difundirse por el aire.

Casas advierte también de la toxicidad de los metales pesados, especialmente del mercurio y el plomo. La conciencia acerca de sus riesgos ha hecho que se haya prohibido o restringido su uso en las cañerías, pintura, equipos electrónicos, juguetes… “Hoy en día la mayor exposición al mercurio se produce por la ingesta de pescado”, asegura la experta.

Casas engloba las vías de exposición en cinco: “A través de la piel, por inhalación, mediante la dieta, durante el embarazo y en el periodo de lactancia”. Las embarazadas y los niños y adolescentes son, precisamente, los colectivos más vulnerables a las sustancias tóxicas presentes en el hogar. “Se trata de una exposición muy baja, pero constante, por eso afecta a nuestra salud”, explica la experta.

“La legislación española es una de las menos claras y restrictivas”, se lamenta Casas. La mayoría de las prohibiciones existentes son europeas. A pesar de todo, la investigadora del ISGlobal aconseja no ser alarmistas y alerta de la necesidad de mayores evidencias científicas. En manos de la comunidad científica está que estos enemigos invisibles sean cada vez un poco más visibles.

Artículo científico de referencia:

Perfluorinated alkyl substances in Spanish adults: Geographical distribution and determinants of exposure . Monica Bartolomé, Alejandrina Gallego-Picó, Francisco Cutanda, Olga Huetos, Marta Esteban, Beatriz Pérez-Gómez, Bioambient.es, Argelia Castañol. Science of the Total Environment 603–604 (December 2017) 352–360.

 

FUENTE: La Vanguardia