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La contaminación acorta 5,5 años la esperanza de vida en el norte de China
La contaminación atmosférica se ha convertido en fuente creciente de protestas por parte de la población en China. Y los resultados de un nuevo estudio sobre la polución en el país más poblado del mundo no van a gustar a los cada vez más activos internautas chinos, especialmente a aquellos que viven en la parte septentrional. Los habitantes del norte de China tienen una esperanza de vida 5,5 años inferior a los del sur porque han respirado un aire más sucio, según las conclusiones de una investigación hecha pública este martes por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
El informe -realizado por expertos de China, Estados Unidos e Israel- ha sido definido como fascinante por algunos especialistas ajenos a él, debido a sus hallazgos y metodología. Asegura que la política gubernamental de dar carbón gratis en invierno para calentar viviendas y oficinas al norte del río Huai -que divide el país de oeste a este- entre 1950 y 1980 está causando «la pérdida de más de 2.500 millones de años de esperanza de vida» a los alrededor de 500 millones de personas que vivían al norte del río en la década de 1990, debido al incremento de enfermedades respiratorias y del corazón.
Los expertos estudiaron los niveles de contaminación y las muertes en 90 ciudades y encontraron que el número de años que vive la gente se desploma justo al norte del Huai, donde la polución producida por la quema de carbón era un 55% más alta que la del sur entre 1981 y 2000. Aunque la política del carbón gratis fue cancelada después de 1980 con la puesta en marcha del proceso de apertura y reforma de la economía por parte de Deng Xiaoping, ha dejado un legado de combustión intensiva de carbón en la parte septentrional del país. Muchos edificios mantienen las calderas instaladas en aquellos años, y a menudo estas tienen pocos filtros.
Los habitantes al sur del Huai no recibían el mineral gratis, lo que ha permitido a los científicos comparar ambas zonas. «La esperanza de vida es unos 5,5 años inferior en el Norte debido a un incremento en la incidencia de mortalidad cardiorrespiratoria», escriben los investigadores. Los científicos recogieron los datos de concentración diaria media anual de partículas suspendidas totales. En China, estas son las que tienen 100 micras o menos de diámetro, emitidas por fuentes como centrales térmicas, obras y vehículos. «El análisis sugiere que la política del río Huai, que tenía el loable objetivo de proporcionar calefacción, tuvo consecuencias desastrosas para la salud», señala el estudio. Los científicos estimaron el impacto en la esperanza de vida con datos de mortalidad de 1991 a 2000.
El documento afirma también que «las concentraciones ambientales de partículas suspendidas totales son alrededor de 184 microgramos por metro cúbico más altas o un 55% más altas en el Norte» y que «los análisis sugieren que la exposición a largo plazo a 100 micras por metro cúbico adicionales está asociada con una reducción de esperanza de vida al nacer de unos tres años». El informe, sin embargo, afirma que no se detectó una gran diferencia en otros tipos de contaminación atmosférica como dióxido de azufre u óxido de nitrógeno.
Aunque estudios anteriores ya habían encontrado que la contaminación afecta a la salud humana, el actual ofrece una visión única del impacto sobre la esperanza de vida porque la política del río Huai sometió a niveles de polución radicalmente diferentes a gente que en principio gozaba del mismo grado de salud, y que, dada la baja tasa de emigración en aquellos años, se vio expuesta durante largos periodos de tiempo.
Los investigadores aseguran que la contaminación sigue discriminando. «Los datos de 2003 a 2008 indican que la concentración de partículas PM10 (diámetro igual o menor a 10 micras) es 22,9 microgramos por metro cúbico más alta o un 26% más alta al norte del río Huai, lo que sugiere que los residentes del Norte siguen teniendo vidas más cortas».
Los científicos afirman que los resultados pueden ayudar a las economías emergentes como China, India y Brasil a buscar mejores formas de combinar el crecimiento económico con los controles medioambientales.
La polución es una de las mayores causas de descontento con el Gobierno en China, donde en los últimos años ha aumentado el número de movilizaciones contra la contaminación del suelo, el aire, el agua y los alimentos. Las autoridades prometieron el mes pasado nuevas medidas como la instalación de equipos de control en refinerías pequeñas alimentadas por carbón y limitar el crecimiento de industrias como la siderúrgica y la cementera, que consumen grandes cantidades de energía.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que unos dos millones de personas mueren al año en todo el mundo por la polución atmosférica, la mayoría de ellas en los países en desarrollo. Entre las ciudades más contaminadas, están Karachi, Nueva Delhi, Pekín y El Cairo.
Fuente: elpais.com