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¿Consumimos plástico sin saberlo?
¿Quién no usa bolsas, botellas y recipientes de plástico? Los tenemos continuamente a nuestro alrededor y se nos ofrecen y utilizamos para todo. Es indudable que los plásticos, en general, han aportado comodidad en múltiples aspectos de nuestra vida desde hace muchos años, y actualmente sería muy difícil prescindir de su uso.
Sin embargo, también nos están afectando de manera negativa. En primer lugar por el proceso de producción, altamente contaminante del aire; en segundo lugar debido a su enorme capacidad para contaminar los ecosistemas terrestres y marinos. Además hay que considerar que el plástico podría estar afectando a la salud de las personas de forma silenciosa, porque realmente estamos comiendo plástico de diferentes formas. Así que la frase “somos lo que comemos” puede tener una dimensión nueva y no precisamente positiva.
Es necesario utilizar con cuidado los materiales plásticos utilizados como envases o recipientes para los alimentos ya que en muchas ocasiones es fácil ingerirlos en pequeñas partículas que se generan en procesos de degradación que son muy comunes y frecuentes. Algunos plásticos pueden ser atacados y degradados parcialmente por los ácidos u otras sustancias contenidos en los alimentos o sus preparaciones culinarias sobre todo durante el almacenamiento largo tiempo.
El calentamiento producido por la inmersión del recipiente en agua caliente, horno microondas, horno convencional, lavavajillas o por el propio alimento, igualmente puede desprender micropartículas de plástico. El lavado de ciertos materiales plásticos con los detergentes y limpiadores utilizados en los lavavajillas, asimismo puede ir alterando su estrcutura y erosionando estos de manera que los hace más susceptibles de ser degradados.
Las cantidades de plásticos que pueden ser ingeridas como consecuencia de estos procesos son microscópicas y mínimas en términos absolutos, pero su acumulación a lo largo de tiempo puede llegar a producir trastornos para la salud de diverso tipo, y que abarcan desde los gastrointestinales a los endocrinos. En parte estos efectos pueden ser debidos a que ciertos componentes del plástico que se generan durante su degradación (dioxinas, PFOAs, PBDEs, ftalatos, BPA) presentan perniciosos efectos para la salud e incluso por un potencial efecto cancerígeno.
PET o PETE o polietileno tereftalato, es el plástico mas comúnmente utilizado en envases de alimentos y bebidas, gracias a que es ligero, no es caro y es reciclable. Sin embargo, sólo debe utilizarse una vez, ya que en usos sucesivos puede desprender DEHP, flalato tóxico.
El HDPE o polietileno de alta densidad, se utiliza sobre todo en envases de productos de limpieza de hogar o químicos industriales, pero también se puede encontrar en envases de leche, zumos, yogurt, agua.
Policarbonato, utilizado frecuentemente en latas de comida, recipientes reutilizables para comida y bebida, e incluso biberones. Se recomienda no calentar estos recipientes al fuego o en el microondas, está comprobado que al calentarlos se vuelven tóxicos.
El PVC es el más cuestionado ya que contiene DEHP (2-etilesilftalato) y BBzP (butil benzil ftalato) que actúan como disruptores endocrinos y se asocian al asma, las alergias y a posibles problemas hepáticos y renales. Es uno de los productos de usa más ampliamente extendido.
PP o polipropileno, se suele utiliza en envases de yogures, pajitas, botes, tapas, algunos contenedores de cocina, etc
LDPE o polietileno de baja densidad, se puede encontrar en algunas botellas y bolsas para comida congelada, pan, etc.
Es importante saber reconocer los tipos de plásticos utilizados como envases. En general es aconsejable evitar aquellos envases que llevan el símbolo de reciclaje en rojo con número 3,6 y 7 en su interior; los símbolos en verde con los números 1,2,4,5 son más seguros.
Otra de las vías de penetración de cantidades minúsculas plástico y/o sus componentes es la cadena alimenticia. Desgraciadamente sabemos las toneladas de plástico que son arrojadas al mar desde hace años. En este medio sufren todo tipo de degradaciones, y aunque son cientos de años lo que tardan en desaparecer físicamente, se pueden degradar como consecuencia del calor, y de múltiples sustancias disueltas en el agua de mar. Estas partículas pueden ser ingeridas por los peces que posteriormente pueden pasar al ser humano cuando estos se consumen. Asimismo, los animales terrestres estabulados (pollos, cerdos, vacas etc) pueden llegar a ingerir partículas o componentes del plástico durante su alimentación que posteriormente, al igual que los peces podrían pasar a las personas a través de su consumo.
No se trata de crear alarma entre los consumidores, pero al menos crear conciencia del riesgo que puede entrañar la ingestión de micropartículas de plástico a sus componentes. Para intentar prevenirlo, hay que evitar calentar alimentos en recipientes de plástico, no utilizar estos para guardar alimentos o bebidas ácidas, no utilizar recipientes de plástico para comer.
Fuente: teinteresa.es