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Demasiado metal pesado en el atún "ligero"
Un grupo de científicos españoles ha publicado un estudio que alerta sobre los contenidos de mercurio que pueden tener algunas latas del llamado atún claro (light, en inglés) enlatado. La investigación ha aparecido en el último número de la revista Food and Nutrition Sciences, y cuestiona la creencia existente en algunos ámbitos de que consumir ése tipo de atún, el atún claro (light), podía representar ingerir una menor cantidad de mercurio, metal pesado asociado a infinidad de problemas sanitarios.
El título del estudio, realizado por científicos de centros como el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, la Universidad Camilo José Cela, la Consejería de Sanidad y Consumo de Madrid, o la Universidad de Murcia, es elocuente: «Mercurio en el atún enlatado en España. ¿Está realmente claro lo del atún claro?». Y sus datos contundentes. «El hallazgo más notable» dicen los propios autores del estudio «ha sido que las concentraciones de mercurio del atún claro que han encontrado son mucho más altas que las reportadas por otros autores en otros países, con niveles que oscilan entre 0.031 hasta más de 1,1 mg/kg».
El estudio, pionero en centrarse en el atún enlatado en España, se basó en analizar 36 latas de marcas muy populares. El resultado: un 33,3% de las latas analizadas de atún claro, y un 16,7% de las de atún blanco (conocido también como bonito del norte, albacora, Thunnus alalunga), sobrepasaron el límite de 0,5 mg/kg de mercurio. Mejores fueron los resultados para los tipos de atún skipjack (atún listado, Katsuwonus pelamis), melva (atún fragata, Auxis thazard) y caballa (mackerel, una especie del género Scomber) ya que ninguna de las latas pasaron ése límite. Las concentraciones medias de mercurio detectadas fueron de unos O,3 mg/kg tanto en el atún claro (light) como en el atún blanco o el skipjack, 0,2 en la melva y 0,04 en la caballa (mackerel). No se halló diferencias entre el atún blanco y el atún claro ni se vio que influyese el medio en el que se enlatan (aceite de oliva, aceite de girasol, agua o escabeche), las marcas , el precio o las fechas de caducidad.
Sin embargo, aún siendo las concentraciones medias de mercurio parecidas entre el atún claro, blanco y el listado, a los investigadores les resultó sorprendente que dentro de las latas de atún claro se viesen unas insólitas diferencias en la concentración de mercurio entre unas latas y otras. Como comenta Montserrat González Estecha, del Hospital Clínico, uno de los autores de la investigación, «nos llamaba la atención, al realizar los análisis de las latas, que en las de atún claro unas tuviesen una concentración muy alta, otras mucho más baja, otras más intermedias. Algo que no se veía en las latas de otros tipos. Y ello se debe a lo heterogéneo de los tipos de atún que puede haber en ellas, algunos con concentraciones muy altas».
Ése es precisamente uno de los descubrimientos clave. Y de los problemas clave en cuanto a lo incorrecta que puede ser la información que se puede estar dando a los consumidores acerca de qué tipo de pescado consumir para no ingerir mucho mercurio. Montserrat González Estecha aclara que «cuando la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, dio algunos consejos pasó por alto al atún enlatado, pese a ser consumido en enormes cantidades. Y, además, afirmaba que las especies que se enlatan (conservas) son de un tamaño mucho menor por lo que su contenido de mercurio disminuye considerablemente». Probablemente esta afirmación se basó en datos de otros países, cuando lo que en España se etiqueta como atún claro puede ser diferente, incluyendo especies de atún que pueden tener mucho mercurio».
Distintos organismos públicos han defendido que es más seguro consumir atún enlatado que supuestamente tiene un contenido de mercurio más bajo, particularmente el llamado atún claro. Sin embargo, en España, como comentan los investigadores, el atún que se etiqueta como claro (light) es principalmente el de aletas amarillas (yellowfin, rabil, Thunnus albacares) y el de ojos grandes (bigeye, atún patudo, Thunnus obesus), mientras en otros países es básicamente el atún skipjack. Y ello puede influir al final en el contenido de mercurio de lo que se etiqueta como atún claro, por lo que debería informarse con rigor de qué especies concretas son etiquetadas de un modo u otro. Diferentes estudios muestran que atunes como el de aleta amarilla tienen en general niveles medios o altos de mercurio y que el de ojos grandes los tiene aún mayores. Es muy importante por tanto, nos dicen estos investigadores, clarificar bien las clases de pez que se utilizan a la hora de poder aconsejar adecuadamente a la población.
Los investigadores aluden en su estudio a las recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) que en 2011 al advertir sobre el problema del mercurio en el pescado a niños y mujeres embarazadas omitían el atún enlatado y afirmaban que contenía menos mercurio porque se solían enlatar atunes de menor tamaño. Las conclusiones de esta nueva investigación ponen en tela de juicio ésa opinión.
Los investigadores concluyen que ésos resultados indican que «es precisa una regulación más estricta del mercurio en el atún enlatado» y que «hasta entonces debe recomendarse que los niños y las mujeres embarazadas consuman caballa que tiene un contenido de mercurio marcadamente inferior». Además, también contienen muchos ácidos grasos omega 3 que son muy beneficiosos.
Montserrat González Estecha lamenta «el retraso que está habiendo en España a la hora de informar debidamente a la población sobre las medidas más adecuadas para evitar la exposición de mujeres embarazadas a un posible exceso de mercurio». Y ello, «a pesar de ser España un país con unos altos índices de consumo de pescado, cuando ya otros países llevaban mucho tiempo con campañas (como Canadá, Estados Unidos y algunos países europeos)». En cualquier caso, matiza que no hay que olvidar que «el atún enlatado es una fuente importante de nutrientes, de ácidos grasos omega 3, proteínas de alta calidad, selenio y vitamina D, pero que debido al contenido en mercurio es importante recomendar a la población más vulnerable las especies con menor contenido en este metal tóxico».
Otro de los autores de la investigación, José Jesús Guillén Pérez, del Servicio de Salud Pública de Cartagena aclara más aún el tema al decir que «hay que ser muy cuidadosos en la cuestión, los beneficios del consumo de pescado son incuestionables, pero se trata de saber qué especies de pescado se consumen, en qué cantidad y sobre todo por qué tipos de personas, poniendo especial atención en mujeres embarazadas y niños. Es preciso mejorar la información a la población implicando más a colectivos profesionales como los de pediatras y ginecólogos».
Diversos estudios muestran que la población española tiene un alto nivel de mercurio en el organismo, mucho más alto que la media de países, debido fundamentalmente al consumo de pescado.
El mercurio es una de las sustancias toxicas más estudiadas. Es particularmente peligroso cuando, al integrarse en la cadena alimentaria se convierte en metil-mercurio, preocupando especialmente los efectos que puede tener sobre el desarrollo cerebral la exposición a la sustancia por pate de los embriones y niños.
Por solo citar parte de los posibles efectos que han sido más fehacientemente asociados a la exposición humana al mercurio y dependiendo, entre otras cosas, de la cantidad de la sustancia y de las formas de exponerse a ella, pueden citarse: necrosis tubular aguda, problemas de comportamiento, bronquitis aguda, parálisis cerebral, deterioro cognitivo (incluye problemas de aprendizaje, problemas de memoria y disminución de la capacidad de atención) / Retraso Mental / Retraso en el desarrollo, dermatitis de contacto, disminución en la coordinación, pérdida de audición, enfermedad de Minamata, neuropatía periférica, neumonitis (hipersensibilidad), trastornos psiquiátricos (desorientación, alucinaciones, psicosis, delirios, paranoias, ansiedad / depresión, labilidad emocional, cambios de humor, euforia), convulsiones, y espasticidad.