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¿Es "seguro" el bisfenol A? La EFSA, sus conflictos de interés y otros asuntos
La Agencia o Autoridad Europea de supuesta «Seguridad» Alimentaria (EFSA) acaba de hacer público su dictamen sobre el bisfenol A, una sustancia contaminante de la que muchos no han oído hablar pero que sin embargo todos tenemos en nuestros cuerpos. Sustancia que centenares de estudios científicos asocian a los más dispares problemas sanitarios a niveles muy bajos de concentración (sobre todo si la exposición se da en etapas tempranas de la vida, como durante el embarazo).
Según la EFSA, aunque no según la inmensa mayoría de los científicos académicos que han estudiado los efectos de la sustancia, no tenemos que preocuparnos por este compuesto que hoy en día está, por ejemplo, en el fino barniz de resina epoxi que recubre el interior de muchas de las latas de comida. La alimentación es la vía principal por la que el bisfenol A llega a nuestro organismo.
Aunque dice que en realidad no hay problema con la cantidad de bisfenol A la que nos exponemos ahora, la EFSA ha decidido rebajar -no sin cierta contradicción evidente- más de 10 veces, hasta 4 microgramos por kilo de masa corporal, la cantidad que considera «segura» (antes lo «seguro» eran 50 microgramos por kilo de masa corporal). Es lo que se llama la IDA (Ingesta Diaria «Aceptable»).
Pero no hace mucho un informe de otra agencia, la Agencia Europea de Medio Ambiente decía que “en muchos estudios los efectos del bisfenol A tales como cambios en el peso de los órganos y de la arquitectura de los tejidos, alteración de la expresión de los receptores, alteración de las concentraciones hormonales, alteración de la pubertad y efectos sobre la conducta han sido hallados en un rango de dos o tres órdenes de magnitud por debajo” de los niveles en los que se veían efectos en los estudios pagados por la industria. Estudios como en los que la EFSA ha venido basando sus niveles supuestamente «seguros» de exposición humana al bisfenol A.
El texto es importante, porque se refiere al límite anterior, al de 50 microgramos, y nos dice que ese tipo de efectos se daban a concentraciones muy inferiores a aquellas que se veían en los estudios (pagados por la industria volvemos a insistir, porque es importante tenerlo en cuenta) que fueron tomados como referencia para establecerlo. Nos dice que los efectos se daban en realidad a niveles de concentración de 2 o 3 órdenes de magnitud de lo que decían esos estudios. Es decir a niveles cientos o miles de veces más bajos de bisfenol A. Ante eso ¿qué es rebajar el nivel 10 veces?
Los científicos, entre otras cosas, han denunciado defectos escandalosos en algunos de los principales estudios de la industria en los que ha venido basándose la EFSA. Uno de ellos el de usar cepas de roedores insensibles a ciertos efectos hormonales y, por lo tanto, inadecuadas para estudiar este tipo de efectos.
Fuente: estrelladigital.es