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¿Existe el Síndrome de Sensibilidad Química? Un juez determina que sí
El fallo judicial abre una puerta a los enfermos afectados por esta patología considerada rara para reclamar el reconocimiento de su situación.
Un fontanero de Castellón de 47 años, Rubén F. B., ha conseguido que una juez le reconozca por primera vez en España, la incapacidad permanente y la gran invalidez por el Síndrome de Sensibilidad química, electrosensibilidad y Fibromialgia que padece. Es la primera sentencia en España que reconoce la incapacidad y la dependencia de un tercero para el día a día, explica Yolanda Bermejo, abogada que ha llevado el caso.
La salud de este castellonense empezó a deteriorarse hace 9 años encadenando las bajas laborales hasta el punto de abandonar su empresa. Después de visitar a varios médicos y otros especialistas se le diagnosticó Síndrome de Fatiga Crónica, Fibromialgia, Sensibilidad Química Múltiple, hipersensibilidad electromagnética, entre otras múltiples intolerancias y escasa respuesta terapéutica.
El siguiente paso fue llevar el caso a los tribunales. Yolanda Bermejo, responsable del departamento laboral del despacho Domingo Monforte, reconoce que han sido 4 años de pleitos que finalizan en un éxito para los pacientes de esta clase de enfermedades emergentes. La Sensibilidad Química Múltiple está incluida por el Ministerio de Sanidad español en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) desde 2014. “No solo se le da a este enfermo el 100% de la prestación sino que además se añade un complemento de ayuda de tercera persona para que viva con un mínimo decoro y se cubran las necesidades básicas de la vida diaria, porque esta persona no puede trabajar en nada” detalla la abogada.
Hasta el momento, la ciencia ha negado que este conjunto de síntomas puedan ser reconocidos como una enfermedad. «Hasta la fecha, las pruebas científicas no apoyan la existencia de una relación entre estos síntomas y la exposición a campos electromagnéticos”, asegura la OMS, que apunta a “la ansiedad relacionada con la presencia de nuevas tecnologías”. Todas las entidades científicas coinciden en este aspecto. El último informe, de febrero de 2015, proviene del Comité Científico de los Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente Identificados (CCRSERI), puesto en marcha hace una década por la Comisión Europea para contar con un asesoramiento de expertos en temas muy complejos. El organismo revisó 700 estudios científicos sobre el tema, sin encontrar efectos en la salud con los actuales límites legales.
Sin embargo, el mundo es tóxico para el cuerpo de este enfermo, en el sentido más literal de la palabra. Cualquier producto químico ambiental, en la ropa, en la comida, en el agua, un perfume, incluso una simple hoja de papel o la tinta de un bolígrafo le provoca una reacción agresiva. Además, sufre sensibilidad electromagnética y Fibromialgia. Estar cerca de un electrodoméstico o de un teléfono móvil le genera desde dolor generalizado del cuerpo a diarrea, pérdida de memoria, pitidos y zumbidos, visión borrosa, escozor de ojos, quemazón en garganta y tubo digestivo, fatiga física y mental. Una larga lista de más de 20 síntomas que se combinan en cada crisis.
Este paciente ha tenido que trasladarse a una casa aislada en el interior de la provincia de Castellón sin luz eléctrica, el suministro procede de placa solar. En el viaje le ha acompañado su esposa y sus hijos. La mujer describe el día a día: “no puede llevar ropa, en casa va en pantalón corto, si sale tenemos un traje especial sin rastro de producto químico. Conectamos la energía un rato para que los niños hagan los deberes y utilizamos linternas o velas que no emiten olor cuando oscurece”. La limpieza diaria se hace con vinagre y bicarbonato, el aseo personal con jabón natural ecológico y se cocina todo al vapor. “Lo peor es que te encuentras solo, la familia, los amigos piensan que te has vuelto loco, no te creen, la gente no entiende esta enfermedad. A veces él me dice ¿qué es peor estar muerto o perder la vida?. Muerto no sufres”, concluye la mujer.
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