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Tubos de PVC

La UE no ha tomado aún NINGUNA MEDIDA para prohibir PVC y sus peligrosos aditivos

La UE no ha tomado aún ninguna medida para prohibir el PVC y sus peligrosos aditivos.

 
Un informe pide a la UE que cumpla su “deber legal” de restringir este “plástico nocivo” más de seis meses después de que la Agencia Europea de Productos Químicos alertase de sus riesgos e indicase alternativas para sustituirlo.

Rethink Plastic Alliance, una alianza de relevantes organizaciones ambientales, entre las que se encuentran ClientEarth, European Environmental Bureau (EEB), Health Care Without Harm y Zero Waste Europe, entre otras, ha presentado hoy un informe en el que denuncia la inacción de la Comisión Europea ante los riesgos del PVC e insta a la eliminación progresiva de este “plástico nocivo” de aquí a 2030. Según el informe, titulado El problema del PVC, muy claro, la Comisión tiene el “deber legal” de hacerlo después de que en noviembre de 2023 la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA) advirtiese de que los riesgos de este plástico y de sus aditivos no están siendo bien controlados, y de que existen alternativas para reemplazarlo en la mayoría de sus usos.

Carlos de Prada, responsable de la iniciativa Hogar sin tóxicos, que colabora con EEB en la difusión de esta problemática desde España, señala que “los plásticos en general son un problema, pero en el caso del PVC se llega a unas cotas extraordinarias en todo su ciclo de vida, por la toxicidad que se puede generar en su producción, en su uso y cuando se convierte en residuo”.

El informe de las ONG insta a que la Comisión “solicite a la ECHA la preparación de un expediente de restricción del PVC dentro del Reglamento REACH” (por el que se regulan los productos tóxicos en la UE) para “garantizar que se abordan de una vez por todas y de manera efectiva todos los riesgos que plantea el PVC”.

Casi 7 millones de toneladas de PVC al año

El PVC es un plástico muy vastamente utilizado. Sus ventas en la UE representan 6,8 millones de toneladas anuales (de las que 5,2 serían el PVC básico y 1,6 los aditivos que se le añaden). Se destina a infinidad de usos como edificación y construcción, aparatos eléctricos y electrónicos, servicios sanitarios, productos de plástico como envases o juguetes, textiles, cuero y pieles, interiores de automóviles, etc.

Aunque ya hace 24 años que la Comisión Europea publicó un Libro Verde en el que se señalaban los riesgos del PVC, no fue hasta 2022 cuando decidió incluir el PVC y sus aditivos en la Hoja de ruta de restricciones para cumplir los compromisos contraídos en la Estrategia de Productos Químicos para la Sostenibilidad, que busca eliminar los productos químicos más nocivos identificados en la UE. Como primer paso, la Comisión Europea solicitó a la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) que hiciese una evaluación de los riesgos del PVC y sus aditivos, incluidos los riesgos para la economía circular y los riesgos intrínsecos del polímero. A raíz de lo cual la ECHA publicó su informe sobre los riesgos del PVC y sus aditivos en noviembre de 2023.

El informe de la ECHA identificó cerca de 470 aditivos] del PVC aunque solo evaluó en profundidad 63, dejando fuera muchas sustancias que también pueden representar riesgos[xxii]. Aun así, encontró que la mayoría de las analizadas entrañan riesgos ambientales y/o sanitarios, por lo que recomendó restricciones. El informe de las ONG plantea la pregunta clave de “¿por qué deberíamos seguir usando un polímero/material (el PVC) que contiene una alta carga de aditivos peligrosos si, como reconoce la propia ECHA, existen alternativas?”

El documento de Rethink Plastic Alliance denuncia que “la industria del PVC ha ejercido un lobby agresivo retrasando medidas muy necesarias, alegando que supuestos beneficios sociales superan los inconvenientes». Además, lamenta que, hasta hoy, la UE solo ha sugerido la adopción de medidas muy insuficientes, como la restricción de unos pocos aditivos, en lugar de hacerla extensiva al PVC y a todas las sustancias preocupantes que puede contener.

En opinión de Dolores Romano, una de las autoras del informe y responsable de Política de Productos Químicos de EEB, si la restricción se aplica solo a unos pocos aditivos “se deja la puerta abierta a que puedan ser sustituidos por otros aditivos tóxicos con el potencial de causar problemas semejantes. Además, tampoco se pondría freno a los demás problemas que el PVC causa a lo largo de todo su ciclo de vida. Por ello es necesaria una prohibición del PVC como material, y no solo de algunos de sus aditivos”. Como también señala Carlos de Prada, “hacer otra cosa sería adoptar medidas meramente cosméticas, cambiando solo algo para que todo siga igual”.

El PVC blando, peor que el duro

El PVC suele contener más cantidad de aditivos problemáticos que otros plásticos; en particular el PVC blando, que representa en torno a un 40% de todo el PVC. Más de un 50% del peso de algunos productos de PVC blando pueden ser aditivos, entre los cuales pueden contarse numerosas sustancias problemáticas. Otro aspecto inquietante del PVC que revela el informe de Rethink Plastic Alliance es la liberación de microplásticos que pueden aumentar la persistencia de los aditivos en el medio ambiente durante años. Desde Hogar sin tóxicos muestran su preocupación “por la concentración de estas partículas que se pueda dar en espacios cerrados, como los hogares, porque su inhalación podría ser una vía relevante de exposición a algunos de estos aditivos perjudiciales”.

El documento señala que el PVC y la obtención de alguna de sus materias primas generan más problemas que otros plásticos en su producción en función de la tecnología que se utilice, así como en su uso y en la gestión de sus residuos[xxxii] (por ejemplo, si se incinera). En este sentido, alerta ante la posible liberación de sustancias peligrosas como dicloruro de etileno, el monómero cloruro de vinilo, dioxinas y furanos, metales pesados, ftalatos, retardantes de llama o PFAS, por solo citar algunas que han sido asociadas a problemas como cáncer, daños reproductivos o defectos congénitos.

Se alude también al riesgo de accidentes, como se vio en el desastre ambiental y sanitario originado por el descarrilamiento de un tren en Ohio en febrero de 2023, en el que se liberaron cientos de toneladas del peligroso monómero del PVC (el cancerígeno cloruro de vinilo). Trenes semejantes, según se comenta en el informe, viajan regularmente a través de áreas pobladas de toda Europa, incluida la zona entre la planta de Inovyn en Martorell y el puerto de Barcelona. Se destacan también los riesgos asociados al empleo de este plástico como, entre otros, los usos médicos, citando, por ejemplo, que “las unidades neonatales han informado altas exposiciones a ftalatos en bebés por tubos de PVC”.