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Objetivo: claridad en el etiquetado

Objetivo: claridad en el etiquetado

Las denominaciones de los productos de la industria cárnica son, en gran medida, confusas para el consumidor. Palabras que creemos que tienen un significado pero, en realidad, tienen otro. El truco de jugar con imágenes, con adjetivos, con términos o con la omisión de palabras puede inducir a errores que el consumidor no perdona. En este último caso, omitir términos suele tener un por qué. Cuando una palabra clave no está presente en una etiqueta no es por casualidad, sino porque la normativa prohíbe que se especifique…


OCU, la Organización de Consumidores y Usuarios, publicó en 2017 un seguido de términos que llevan a confusión al usuario y que deberían no utilizarse -o hacerlo de forma muy residual- por parte de los productores: “El resultado de utilizar palabras tramposas es que el consumidor cree estar comprando y comiendo una cosa… Y en realidad es otra diferente”, afirman desde la Organización.

• Natural
Sin duda, una de las protagonistas de esta historia. La palabra ‘natural’ puede hacer creer al consumidor que el producto que está comprando o consumiendo es de mejor calidad, cuando no tiene por qué ser verdad: “En realidad, el término natural solo puede atribuirse al agua mineral natural envasada (la que se obtiene directamente de manantial), al yogur natural (con fermentos e ingredientes lácteos y sin aromas), a los aromas naturales (aditivos de origen vegetal o animal) y a las conservas al natural. En los demás casos, es una exageración”.

• Casero, artesano…
Estos términos pueden hacer creer que el producto no se ha elaborado de forma industrial sino mediante sistemas más tradicionales, como lo haría cualquiera en casa. “¿Quién usa gelificantes, colorantes o acidulantes para hacer un bizcocho? Te limitas a la harina, el huevo, al azúcar, a la levadura y, cómo mucho un limón, ningún aditivo de los que empiezan por E-“, sentencian desde la OCU. “Queremos conseguir que definitivamente se dejen de usar en la publicidad estas alegaciones engañosas, que atribuyen al producto unas cualidades que en realidad no posee”.

• Marinado
El marinado es una técnica culinaria que consiste en poner un alimento en remojo de un líquido aromático durante un tiempo determinado con el objetivo de que sea más tierno o que llegue a estar más aromatizado. “Lees marinado y piensas en una preparación sofisticada, pero en realidad los productos marinados lo que de verdad llevan es agua añadida, que aparece en el segundo lugar de la lista de ingredientes”, explica la UCO. “Descuenta el porcentaje de carne que te indica la etiqueta de un producto marinado y verás que lo que queda es agua con aditivos e ingredientes que ayudan a retenerla, además de algunos elementos como especias y aromas para dar sabor”.

• Producto cárnico
Un producto cárnico está claramente transformado, por lo que la superficie de corte muestra que el producto ha dejado de poseer las características de la carne fresca, tal y como indica el Reglamento (CE) nº 853/2004. La longaniza o la mortadela son claros ejemplos de ello: “Lo que estás comprando no es solo carne, sino un producto que además de la carne puede llevar especias, agua, conservantes, colorantes y otros aditivos e ingredientes”, declara la OCU.

Preparado de…
Un preparado de carne puede incluirse tanto en la definición de productos sin transformar (unprocessed products) como en la de productos transformados (processed products) dependiendo del grado de transformación que se le haya aplicado. Así pues, se trata de carne fresca, incluida la carne que ha sido troceada, aquella a la que se le han añadido productos alimentarios, condimentos o aditivos, o que ha sido sometida a transformaciones que no son suficientes para alterar la estructura de la fibra muscular ni, por lo tanto, para eliminar las características de la carne fresca.

“Las cosas deben llamarse por su nombre. Si no lo hacen… Lo más probable es que sea porque no son lo que parecen, son algo similar, pero no el producto fresco que puedes estar buscando”.

 Jugoso y extrajugoso
Estas palabras pueden inducir a malentendido ya que, aparentemente, suenan a características positivas, como si la carne fuera sustanciosa o nutritiva. “En realidad, se suele usar para denominar a un producto (fiambres o jamón, normalmente) de una calidad inferior, con menos carne y más agua, de ahí que sea más jugoso”.

‘Jugoso’ no es una característica positiva ni negativa, simplemente indica que tiene más cantidad de agua y menos carne.

100% carne de…
Uno de los trucos más difíciles de entender para el consumidor. Cuando una carne es 100% de pollo, por ejemplo, no significa que el producto contenga solo carne. Lo que realmente quiere decir es que la carne que contiene es únicamente proveniente del pollo. El envase puede resaltar: “100% carne de pollo”, pero al leer la composición nutricional se lee: 45% pollo.

¿Cómo se entiende esto? Aparentemente sencillo: el 45% de la carne que contiene el producto es pollo, de ninguna otra tipología, sin estar mezclada con carne de cerdo o de vacuno, entre otros. Pero el 55% restante de su composición puede pertenecer a aditivos, agua, sal, aromas y especias…

FUENTE: Inter Empresas