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El peliagudo problema del film plástico
Aunque puede resultar útil para envolver un sándwich, el film transparente contamina el planeta. ¿Existen alternativas mejores?
Originalmente, el resbaladizo film transparente de plástico fue un error de la química, un residuo que se aferraba tenazmente al fondo de un vaso de precipitados en un laboratorio en la década de 1940. Al principio, el ejército lo utilizó para revestir botas y aviones. En la actualidad, consumidores de todo el mundo pueden escoger entre más de cien marcas de esta sustancia resistente al agua en los supermercados donde hacen la compra.
El film transparente es muy popular en los Estados Unidos. Un grupo de investigación industrial determinó que, en los seis últimos meses, casi 80 millones de estadounidenses habían utilizado al menos un rollo de film transparente, pero más de cinco millones de estadounidenses habían gastado más de 10 millones de cajas. Los usos comerciales en supermercados y en envíos representan los tres millones de toneladas de plástico adicionales que los fabricantes esperan fabricar en 2019.
El film transparente se descubrió por accidente en un laboratorio en los años 40. Ahora hay más de 100 marcas de este film entre las que elegir.
Consumidores de todo el mundo pueden comprar film transparente hecho de PVDC, PVC, polietileno y algodón encerado.
FOTO POR HANNAH WHITAKER, NATIONAL GEOGRAPHIC
Aunque este envoltorio portátil y barato mantiene las sobras en buen estado durante más tiempo, tiene varios inconvenientes: el film transparente contribuye a la crisis de contaminación por plástico, cuesta reciclarlo y está compuesto de sustancias químicas potencialmente perjudiciales, sobre todo al descomponerse en el medio ambiente.
«Si retrocedemos a los años 50, cuando no teníamos envases de alimentos tan eficaces como ahora, se entiende su popularidad», afirma Leah Bendell, ecotoxicóloga marina de la Universidad Simon Fraser.
«Hace 70 años, no teníamos plástico, y después en el auge de posguerra aparecen los químicos que nos proporcionarían este nuevo mundo. Los pesticidas, los herbicidas y los plásticos serían una parte importante de él», afirma.
El origen del film
Cuando Ralph Wiley descubrió el policloruro de vinilideno (PVDC) trabajando en el laboratorio de física de Dow Chemical en Midland, Míchigan, lo llamó «eonita» por el material ficticio e indestructible de la tira comida «Little Orphan Annie».
Su tarea consistía en crear un producto nuevo a partir de hidrocarburos y cloro, los dos subproductos de la fabricación del agente de limpieza en seco, percloroetileno.
La nueva sustancia química era tan resistente al agua que no pudo lavarla del matraz. Las moléculas de PVDC están tan unidas que son casi impenetrables para las moléculas de oxígeno y agua. Dichas propiedades hicieron que el material resultara atractivo en la guerra y en las cocinas americanas en forma de film transparente.
En los años 60, la empresa australiana GLAD había creado su propia versión de film transparente —que era menos pegajosa— a partir de polietileno. Hoy en día, el film transparente también se hace con polietileno, ya que a los consumidores les preocupaba como afectaría a su salud envolver la comida en un plástico fabricado con cloro.
En la actualidad, consumidores de todo el mundo disponen de marcas de film transparente hechas de PVDC, PVC y polietileno.
Preocupaciones de seguridad
El PVC y el PVDC difieren en las composiciones ligeramente distintas de cloro en cada molécula. Según Bendell, el film transparente contiene algo de cloruro de vinilo, normalmente un 13 por ciento, y ambos suelen tener aditivos tóxicos. La FDA estadounidense regula ambos y permite que menos de una fracción del uno por ciento de los films transparentes de PVC y PVDC se filtre a los alimentos. Con ese nivel de exposición, es muy improbable que alguien resulte envenenado por el film transparente.
«Si tu plato está hecho de PVC, ¿plantea algún riesgo? Probablemente no», afirma Rolf Halden, científico medioambiental del Instituto de Biodiseño de la Universidad del Estado de Arizona. «Pero si nos rodeamos de PVC y ftalatos, pueden filtrarse o rezumar de los productos. Eso genera una exposición indeseada».
Ramani Narayan, ingeniero químico de la Universidad del Estado de Míchigan, explica que para fabricar plásticos más blandos, flexibles y transparentes, suelen mezclarse con plastificantes, sobre todo en los envases de los alimentos. Una clase habitual de plastificantes es un grupo de moléculas denominado ftalatos —una categoría que contiene carcinógenos—, aunque el film transparente de PVC ya no los contiene. Sí que contiene un plastificante llamado DEHA, o di(2-etilhexil)adipato, pero no está del todo claro cómo afecta a la salud humana.
Por ejemplo, Stretch-Tite fabrica un film transparente que contiene PVC. En un correo electrónico, indicaron que su producto no incluye sustancias químicas cancerígenas como BPA ni ftalatos y sostienen que las preocupaciones por la seguridad del film transparente no se basan en conocimientos científicos sólidos.
Halden afirma que «a diferencia de los patógenos infecciosos, los efectos de la exposición a sustancias químicas tóxicas pueden tardar décadas en manifestarse». Y resultaría difícil vincular directamente el incremento de las tasas de cáncer, por ejemplo, a las sustancias químicas del film plástico.
La búsqueda de alternativas
El papel de cera se utilizaba con frecuencia décadas antes de que los supermercados estuvieran plagados de film transparente y, actualmente, hay una forma reutilizable del papel de cera que ofrece una alternativa a los plásticos desechables.
Bee’s Wrap se fabrica revistiendo una capa de algodón con cera de abeja, aceite de jojoba y resina vegetal. El calor de las propias manos lo vuelve más plegable y adherente.
Steve Reble, copropietario de la empresa emergente Etee, afirma que se inspiró en los envoltorios de las momias de los antiguos egipcios para crear un envoltorio de alimentos reutilizable revistiendo una fina capa de algodón con una barrera cerosa.
Aunque son empresas relativamente nuevas —Bee’s Wrap se fundó en 2012 y Etee, en 2017—, han captado a una población de consumidores que busca alternativas a los plásticos de un solo uso.
Reble afirma que los envoltorios de alimentos de Etee han podido eliminar más de 92 metros cuadrados de film transparente en los dos últimos años. Katie Flagg, representante de Bee’s Wrap, afirma que la empresa creció un 87 por ciento el año pasado.
El grupo de investigaciones de mercado Nielsen estima que los consumidores estadounidenses gastarán 150 000 millones de dólares en una amplia variedad de productos sostenibles para 2021.
«Somos cada vez más inteligentes a la hora de interactuar con nuestros recursos», afirma Flagg.
El plástico llega al medio ambiente
Reciclar las delgadas y endebles bolsas de plástico es difícil, ya que, sin equipo especializado, atascan la maquinaria. Y aunque se recicle, cuesta más que utilizar materiales vírgenes. Según la Organización Mundial de la Salud, cuando acaban en vertederos o incineradores, tanto el PVC como el PVDC pueden liberar unas sustancias químicas muy tóxicas llamadas dioxinas.
En ecosistemas marinos, el film transparente contribuye a la crisis de contaminación por plástico, pero a diferencia de otros plásticos, los científicos han determinado que el PVC y el PVDC capturan muy bien bacterias y metales. Estos fragmentos de microplásticos contaminados pueden perjudicar a los peces que los confunden con comida.
Aunque los activistas medioambientales suelen defender el abandono total del uso de este producto, los fabricantes apuntan a la infraestructura desfasada.
Scott Defife, vicepresidente de asuntos gubernamentales de la Asociación de Industrias del Plástico de Estados Unidos, afirma que los films plásticos podrían reciclarse fácilmente si la infraestructura de recolección de residuos no fuera «deficiente».
«Queremos que el gobierno federal invierta en esto», afirma. «Deberían considerarlo un servicio público fundamental, como las carreteras y los puentes».
La Asociación de Industrias del Plástico promociona el film transparente como una forma eficaz de reducir el desperdicio de alimentos, ya que mantiene la comida en buen estado.
«Cada uno de estos materiales se desarrolló por una razón», afirma Defife.
Fuente: National Geographic