Valencia, 17 ene (EFE).- La reducción de la exposición ambiental al plomo y el cadmio ha contribuido en los últimos diez años a disminuir hasta en un 30 por ciento la mortalidad cardiovascular, según un estudio del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico de Valencia, Incliva.

El estudio, dirigido por María Téllez, del Grupo de Riesgo Cardiometabólico y Renal del Incliva, ha realizado un seguimiento de la exposición a metales en la población estadounidense desde 1988 hasta 2004, según un comunicado de la Generalitat.

La investigación, que ha contado con la colaboración de la Universidad John Hopkins y con el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, sirve para ilustrar el importante impacto que las políticas de salud medioambiental podrían tener sobre la población general.

Los datos analizados por la investigadora aparecen en el estudio «Declining exposures to lead and cadmium contribute to explain the reduction of cardiovascular mortality in the US population, 1988-2004«, publicado en International Journal of Epidemiology.

Este trabajo se encuentra dentro de la línea de investigación sobre determinantes ambientales y genéticos del epigenoma y la salud cardiovascular por la que María Téllez fue reconocida recientemente con el III Premio AstraZeneca para Jóvenes Investigadores.

Téllez comenzó a estudiar el papel de los metales como factores de riesgo cardiovascular cuando era estudiante de doctorado en la Universidad John Hopkins hace más de 10 años.

En los últimos tiempos ha añadido además un nuevo ángulo a su trabajo para estudiar el papel de la variación genética y epigenética en el riesgo cardiovascular asociado a los metales.

«Los últimos avances científicos para editar el genoma y el epigenoma de forma dirigida están siendo una revolución«, asegura la investigadora.

Añade que en un «futuro posiblemente no tan lejano podremos diseñar biomarcadores epigenéticos para identificar personas erróneamente clasificadas como de bajo riesgo y personalizar tratamientos en individuos especialmente susceptibles a las exposiciones ambientales como los metales tóxicos«.

Según Téllez, estudios de base poblacional como el recientemente publicado son «fundamentales para informar a los organismos implicados en diseñar políticas e intervenciones medioambientales que minimicen los riesgos de la exposición a tóxicos«.

También sirven para intensificar los esfuerzos preventivos de forma que la población pueda vivir más años en buena salud y tenga un envejecimiento saludable.

Aunque existen indicios de que otros metales y tóxicos emergentes también podrían relacionarse con problemas cardiovasculares y algunas alteraciones endocrinas, en estos casos la relación no es tan clara como con el plomo y el cadmio, o hacen falta más estudios que lo corroboren.

Sin embargo, los estudios que apoyan la toxicidad del plomo y el cadmio y su relación con la aparición de accidentes cardiovasculares y con el empeoramiento de dolencias como la arteriosclerosis «son cada vez más numerosos», señala.

Aunque este estudio se ha realizado en población estadounidense, no se puede descartar que sus resultados también sean extrapolables a España, ya que estas asociaciones se han reproducido en estudios realizados en poblaciones de todo el mundo.

«La exposición a metales pesados está más extendida de lo que pensamos ya que pueden llegar a nuestro organismo por el aire, por el agua e incluso a través de lo que comemos«, explica María Téllez.

De ahí, añade, «la importancia de promover investigaciones similares a esta para generar evidencias científicas más claras, y desarrollar métodos estadísticos avanzados que permitan obtener resultados robustos».

A su juicio, «lo fundamental es, además de promover estas líneas de investigación y destinar recursos a ellas, la publicación en revistas de alto impacto y la divulgación de resultados sobre la exposición a tóxicos y su impacto negativo en la salud para concienciar a los diferentes actores sociales». EFE

FUENTE: La Vanguardia