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Cuide la salud de sus hijos verificando las etiquetas de los alimentos
Por: Lizeth Salamanca Galvis 14 de enero 2018 , 11:35 p.m.
Los nutrientes que aportan, los aditivos y las grasas que los componen son indicadores de alerta.
¿Se ha fijado en las etiquetas nutricionales de los alimentos que les da a sus hijos? Muchos padres pasan por alto esa información, que viene en los paquetes y envases de los productos alimenticios, sin saber que allí hay una importante herramienta para tomar decisiones más inteligentes y acertadas a la hora de hacer las compras en el supermercado.
Según la Academia Americana de Pediatría y el Departamento de Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), aprender a leer estas etiquetas les ayuda a los padres a elegir artículos según su valor nutricional y a no dejarse llevar por la publicidad o por los envases atractivos y divertidos para los niños.
Así, por ejemplo, la etiqueta señala cuántas porciones contiene dicho alimento, de qué tamaño es cada una, el total de las calorías que aporta a la dieta de los niños y el porcentaje de nutrientes contenido en una porción diaria.
De esta manera, los padres deberían escoger aquellos productos que señalen porcentajes superiores al 20 por ciento respecto a nutrientes como la fibra, el potasio, el calcio, el hierro, las vitaminas A y C y las proteínas; y reducir o evitar el consumo de aquellos que tengan un alto contenido de grasas trans, grasas saturadas, colesterol, sodio y azúcares. Lo ideal para estos últimos es que no superen el 5 por ciento.
• Una lectura inteligente
“Es importante revisar la lista de ingredientes. Estos son ordenados de acuerdo con el contenido, es decir, si el primer ingrediente es azúcar, eso es lo que más contiene el producto. También hay que tener en cuenta que si un alimento dice ‘sabor a mora’, no necesariamente significa que contiene esa fruta, solo saborizante. A su vez, se debe revisar que si en el empaque dice que tiene adición o está fortificado con vitaminas o minerales, estos se vean verdaderamente reflejados en la etiqueta”, aconseja Elisa Cadena Gaona, subdirectora de Salud Nutricional del Ministerio de Salud y Protección Social.
“A veces compramos un producto pensando que es un lácteo, pero cuando se revisan los ingredientes encontramos que no tiene nada de leche. Por otro lado, nos dejamos convencer de comprar el producto por su imagen –que suele ser llamativa para los niños–, pero lo importante es ver lo que aporta nutricionalmente”, añade Cadena.
Por su parte, Rubén Ernesto Orjuela Agudelo, nutricionista investigador de Educar Consumidores y experto en etiquetado, sostiene que, si los padres encuentran aditivos químicos o sustancias bastante desconocidas, ese es un indicio claro de que están frente a un producto ultraprocesado y, por lo tanto, no se debe consumir.
“Lo mejor es adquirir productos elaborados con ingredientes naturales. Hay ‘snacks’ para niños que solo son hechos a base de papa o maíz, aceite y sal, por ejemplo. Lo ideal es que la alimentación de los menores sea lo más natural posible, sin conservantes, aditivos o colorantes”, recomienda Orjuela Agudelo.
«Lo ideal es que la alimentación de los menores sea lo más natural posible, sin conservantes, aditivos o colorantes.«
• Errores comunes
Para el experto, algunos productos que los padres encuentran en el mercado ofrecen información engañosa sobre su valor nutricional. “Muchas veces las personas compran sin saber qué están consumiendo. Por ejemplo, hay yogures o leches en polvo que en realidad son bebidas lácteas hechas a base de suero, azúcares y aditivos; hay mantequillas que se ofrecen como tales, pero que en realidad son margarinas; bebidas azucaradas que se publicitan como jugos de fruta; o cereales para niños que en últimas tienen alto contenido de azúcares y saborizantes”, advierte Orjuela.
De hecho, un análisis realizado por Educar Consumidores a 47 de las bebidas azucaradas que más se venden en el país concluyó que el porcentaje de fruta que ofrecen es muy bajo y que los fabricantes agregan gran cantidad de colorantes y saborizantes para conseguir ese sabor a fruta.
“Muchas de ellas contienen glutamato monosódico, pero ninguna lo declara en la lista de ingredientes, puesto que es un aditivo cuyo uso es legal en el país, y no es obligatorio mencionarlo en la etiqueta de acuerdo con la normativa vigente. Este lo que hace es resaltar el sabor, pero es un aditivo neurotóxico que altera el sistema nervioso central, genera adicción y está altamente relacionado con la obesidad. Las bebidas para los niños deben ser exclusivamente agua o jugos preparados naturalmente en casa”, señala Orjuela Agudelo.
Por eso, la próxima vez que vaya al supermercado fíjese en la etiqueta nutricional de los alimentos que compra para su familia y en especial para sus hijos, dando privilegio a los naturales, como las carnes, las frutas y las verduras frescas, y revise cuidadosamente el aporte de nutrientes que contiene cada producto empaquetado; así podrá elegir aquellos que contengan menos grasas, azúcares y sodio, y prevenir enfermedades como la obesidad, el colesterol y la diabetes.
• ¿Y qué pasa con las leches de fórmula?
Según Rubén Ernesto Orjuela Agudelo, de Educar Consumidores, “todas las leches de fórmula, sin excepción, son productos ultraprocesados, puesto que contienen gran cantidad de aditivos; la mayoría no tienen lactosa, y ese azúcar está siendo reemplazado por jarabe de maíz u otros azúcares sintéticos. De hecho, cuando se revisa la composición de estas fórmulas se evidencia que alrededor del 55 al 65 por ciento es azúcar”, afirma. De ahí la importancia de mantener la lactancia exclusiva hasta los 6 meses y extenderla, en lo posible, hasta los 2 años junto con la alimentación complementaria, como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
LIZETH SALAMANCA GALVIS
www.abcdelbebe.com
FUENTE: El tiempo